sábado, 11 de junio de 2016

Dificultades, compromisos y retos en la preparación de los estudiantes para el ingreso a la Educación Superior

NOTA: 
El documento que se presenta a continuación corresponde a la introducción con la cual se presenta un informe, dentro del marco del programa de Doctorado en Educación Superior de la Atlantic International University (Honolulu, USA). El texto completo del informe se pone a disposición del interesado mediante solicitud previa a: Joss Perez, email: 2262287343@qq.com.



La educación ha sido, es, y seguirá siendo el motor que garantiza el desarrollo y el progreso de los seres humanos, no solamente en su dimensión social, sino también en la personal, laboral y espiritual. En términos generales y como un proceso de formación integral, la pedagogía, es uno de los siete grandes campos de organización arquetípica que tienen como propósito garantizar la evolución de la humanidad en tanto especie[1]
Estudiantes de bachillerato en Yuanqing High School (Hangzhou, China)

Ella, como un proceso sistemáticamente organizado (Sistema escolar) posee unos ciclos o etapas claramente diferenciadas que, para el caso colombiano y en relación con la educación superior, deben cumplir con tres requisitos contenidos en la ley 749 de 2002 y el decreto 1188 de 2008, a saber: deben ser interdependientes, secuenciales y complementarios. Precisamente y de manera general, estas mismas características son las que se pretende que estén presentes en todos los ciclos del sistema escolar, es decir, preescolar, educación básica primaria y básica secundaria, y educación media.

Para el caso de Colombia, finalizado este ciclo, es donde se presenta el examen general del ICFES o pruebas SABER[2] que habilitan al estudiante para ingresar a la educación superior. Se supone que la presencia de esta interdependencia, secuencialidad y complementariedad fortalecen la pertinencia y la calidad de la educación superior, sin embargo cuando el docente del ciclo de educación media –como actor fundamental de este proceso– pretende cumplir a cabalidad con las funciones que garanticen estas características, amén de la pertinencia, calidad y equidad, se encuentra con una problemática común presente en dos campos: por un lado, se espera que prepare adecuadamente a los estudiantes para el ingreso a la educación superior, lo que se transforma en un gran reto dadas las condiciones de autonomía, movilidad, equidad e internacionalización a las que se enfrentan las instituciones actualmente. 

Por otra parte, la realidad económica y social hace que el estudiante derive hacia la formación técnica o, simplemente, ingrese al mundo laboral en empresas que exigen mano de obra semi-calificada y de bajo costo y, con ello, se incrementa la deserción en los ciclos de educación media, técnica, tecnológica y profesional

En complemento con lo anterior, se tiene que, frecuentemente, tanto las instituciones de educación media como los docentes encargados de impartir la formación disciplinar, son señalados como culpables de los deficientes resultados obtenidos por un gran número de estudiantes evaluados con pruebas nacionales como SABER o internacionales como las PISA (Programme for International Student Assessment). Esta situación es común en muchos países y, por supuesto, es compartida por Colombia, así como por la República Popular de China, países que son objeto de análisis en el presente documento.

Cover de la guía de enseñanza de Español como curso optativo


Las buenas intenciones contenidas en las políticas educativas y consistentes con la normatividad vigente, no son suficientes para entregar a las universidades y colleges personal adecuadamente preparado para continuar su formación profesional. Muchos son los factores implicados en una problemática como la presentada, pues no se trata únicamente de elementos como la pertinencia, la calidad o la internacionalización de la educación en general. Al interior de las instituciones y en todos los niveles se tienen elevados índices de deserción, exigencias de mano de obra barata por parte del mercado laboral (ML) que van en detrimento del desarrollo integral del ser humano, y un afán exagerado de competitividad a ultranza del desarrollo sustentable de cada región y cada país.

Una de las batallas que están librando estos dos países (Colombia y China) se centra en la disminución de la deserción escolar, problemática que –según la Contraloría General de la Republica (2015), y citando al Ministerio de Educación Nacional– en Colombia tiene cinco causas fundamentales: la distancia de los establecimientos educativos, los problemas económicos, las dificultades académicas, los cambios de residencia y el hecho de que a los niños no les gusta el estudio. De acuerdo con las últimas estimaciones del gobierno nacional, en los últimos dos años, la deserción escolar en Colombia descendió del 4,9 por ciento al 4,53 por ciento, lo que quiere decir que entre el 2014 y el 2015 se evitó que 26.000 niños abandonaran el sistema educativo.

Por su parte, en China la situación no es muy diferente. Independientemente de la completa estructuración y control que el gobierno ejerce sobre el sistema educativo, las condiciones sociales, económicas y demográficas ejercen un fuerte impacto sobre la escolarización, todo ello, aunado a la necesidad de trabajar largas jornadas para completar los ingresos familiares, hace que el abandono escolar en las clases menos favorecidas vaya en aumento. Para Loyalka et al (2013) la deserción escolar no se evita únicamente apoyando a los estudiantes con tutorías personalizadas en asuntos académicos y ayudándoles a superar los retos en materia de asignaturas. El problema de la deserción presenta diversos matices, particularmente en una nación como lo es China, que se encuentra en pleno crecimiento y desarrollo económico, con un tejido social conformado por 55 minorías étnicas que equivalen al 8,41% del total de la población y una mayoría denominada Han, equivalente al 91,59%.

Dentro de esas otras connotaciones tenemos que, en muchos casos, ambos padres han debido emigrar por razones laborales hacia otras provincias como Gangdong, Zhejiang, Beijing o Shandong, en donde permanecen varios meses, dejando sus hijos al cuidado de abuelos, parientes y amigos. Esto ha hecho que los hijos pierdan interés en continuar sus estudios pues notan, entre otros, que el mundo les exige ante todo, ingresos económicos. Esta es una de las causas de proliferación de los llamados “Vocational College”, situación que veremos más adelante.  Parte de esta problemática fue mostrada en un estudio de campo realizado por Chen et al (2013) en donde concluían que la deserción estudiantil en la escuela secundaria disminuía al ofrecer una compensación monetaria a los padres sobre la base de la conclusión del ciclo escolar por parte de los hijos.

Como se puede notar, ambas sociedades presentan una problemática similar en relación con el sistema escolar, por eso es que para hablar de los retos que enfrentan los profesores en cualquiera de los ciclos de formación, necesariamente se deben incluir elementos como los sugeridos de pertinencia, equidad, autonomía, evaluación, calidad e internacionalización, análisis que se evidenciará en las siguientes páginas. 

Para concluir este apartado, es conveniente clarificar que la razón para la elección de este tema obedece a las similitudes que en materia de dificultades, compromisos y retos se presentan cuando se analiza el estado de esta problemática desde una perspectiva convergente entre dos naciones tan culturalmente diferentes, como son Colombia y la República Popular de China. Sin duda, un análisis como este carece de antecedentes aun cuando su importancia puede ser superior, dado el tremendo impacto que en materia económica, política y social, está teniendo el gigante asiático sobre la actualidad y transformación de los procesos sociales de América Latina.

Por lo tanto, la intención es hacer una aproximación general a las dificultades, los compromisos y retos que enfrentan los profesores de educación media de ambos países, en relación con la exigencia de preparar adecuadamente sus estudiantes para los retos  que deban subsecuentemente afrontar y que, como veremos, no necesariamente se trata de ingresar a la universidad. No se pretende cubrir todas la aristas que pueda el tema sugerir, no obstante se presenta como un insumo tanto para la tesis de grado del autor, como para futuros estudios analíticos de interacción educativa entre Asia y América Latina. 



[1] Históricamente y en términos filosóficos, sociológicos y teosóficos, se ha considerado que la humanidad desarrolla sus actividades evolutivas en siete grandes campos, a saber: Filosofía, Arte, Ciencia, Religión, Economía, Pedagogía y Política, siendo estas también, formas arquetípicas de organización. Nota del autor.
[2] Estas pruebas hacen parte del Sistema Nacional de Evaluación de la Calidad de la Educación creado a comienzos de la década de los noventa, y tienen como objeto medir el nivel de las competencias básicas alcanzadas por los estudiantes al finalizar los ciclos de formación básica primaria (5º grado), básica secundaria (9º grado) y media (11º grado). Estas últimas son las que habilitan para ingreso a la universidad. Nota del autor.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Pasaje de Catamarca

América del Sur desde la China: Un paraíso por vivir
Paisaje de Catamarca
con mil distintos tonos de verde;
un pueblito aquí, otro más allá,
y un camino largo que baja y se pierde”
Paisaje de Catamarca (Polo Giménez)

Una inmensa llanura verde flanqueada por dos ríos que descienden de los Andes; planicie que alberga la vida en todas sus manifestaciones y en donde el sol de la tarde invita a echarse sobre el pasto y dejar volar la imaginación hacia un paraíso que, ciertamente, se encuentra muy cerca. Agua pura y abundante, aire limpio y generoso, tierras fértiles y hombres y mujeres  que la siembran y le cantan con orgullo… esto y mucho más es mi América del Sur. 
Desde la lejanía  y como expatriado me detengo ahora a contemplar la enorme distancia que separa la majestuosa Cordillera de los Andes del inmenso y monótono  Desierto de Gobi, el mismo que puedo observar desde mi ventana. Sus montañas áridas y sus planicies desérticas me hacen pensar en Arica (Chile) y en el sur de Bolivia, rodeados también de desierto. Similar constitución en sus arenas pero diversidad de vida pululando al interior. Esta mañana, mientras el tren marchaba pesadamente entre Lanzhou (Capital de la provincia de Gansu,) y la ciudad de Jinchang, ambas en la China, podía ver a lo lejos el majestuoso rio Amarillo que hace buen honor a su nombre, mientras mi imaginación volaba sobre la selva  Amazónica y casi podía distinguir las figuras plateadas de los delfines rosados de nuestro rio Amazonas recorriendo las inquietas aguas de este majestuoso símbolo de poder y riqueza; remembranzas de la profunda imagen que guarda mi memoria de la primera vez que observé en Leticia (Colombia) estos prodigios de la naturaleza. Los milagros se suceden en todos los rincones de nuestra geografía.
En medio de esta saudade por nuestra tierra Americana y en medio de este desierto de arena rojiza que llena el centro de la China, me detengo a escribir para resaltar los prodigios casi olvidados de una región que marcará de manera positiva el futuro del mundo entero.
Desde hace seis meses cuando llegué a Anqing (Provincia de Anhui, China) a trabajar como profesor de Inglés Oral puse en marcha un estricto plan para comprender la cultura de este milenario país y lo hice desde una estrategia bastante sencilla: “Dejarme sorprender por todo cuanto se encuentre a mi paso”; así las cosas, cada calle, esquina, comida, danza, paisaje o persona imprime una huella en mi cerebro para luego conformar un camino dentro de un plano amplio que me permita visualizar todo el conjunto de manifestaciones culturales que encierra este bello país. Seis meses en los que he podido constatar la magnificencia y antigüedad  de sus costumbres y que han puesto de manifiesto lo poco o nada que en occidente conocemos de la China. Es por eso que cuando desde la asombrosa Catamarca (Argentina) me invitan a escribir acerca de nuestra América no pude menos que sentirme congraciado con tal invitación al pensar que así como la China es una (a pesar de que en ella conviven pacíficamente 56 diferentes grupos étnicos, muchos de ellos con su propio idioma y muchos de estos idiomas con sus propias lenguas), así  mismo, nuestra América Latina es una, a pesar de los caudillismos, del bipartidismo enfermizo, de las transnacionales y de los falsos nacionalismos que promueven la división y el empobrecimiento de la mayoría.
A menudo mis estudiantes chinos me preguntan por mi país. Casi nunca sé exactamente qué responder, pues aunque nací en Colombia, soy residente Español en Madrid y he vivido algún tiempo en Alemania. Ante esta pregunta me doy cuenta de la universalidad del ser humano y pienso en un recorrido que para el año 1987 hiciera por  América del Sur en compañía de mi mejor amigo. Ecuador, Perú y Bolivia me dieron una cuota de “Americanidad” que no se borra de mi mente y que me ha permito dimensionar, -desde mi óptica de Profesional en Administración de Empresas, Profesor Universitario, Humanista consagrado y Teósofo por convicción- la problemática social y económica que viven nuestros pueblos hermanos de toda América Latina.
La pobreza que agobia a los mineros de Oruro y de Potosí en Bolivia, la miseria que reina entre los agricultores de la zona cafetera en Colombia y la inseguridad en las barriadas de Lima (Perú) y las Favelas de Rio de Janeiro, son solo algunas de las manifestaciones de la inequidad y el malestar de la sociedad capitalista que se empeña en perpetuar su nefasta influencia más allá del tiempo estimado como “normal” (aproximadamente 200 años). El crecimiento acelerado en el número de médicos y de abogados –decía cierto filósofo-, es signo inequívoco del malestar de una sociedad, y la nuestra no adolece de estas dos profesiones, a veces en profuso contubernio con los abogados, los gobernantes y la fuerza pública en general.
Los rostros de la pobreza y la miseria son siempre los mismos. Tal vez cambian los rasgos faciales, la forma de los ojos, el color de la piel o el nombre que reciban en diferentes idiomas, pero la esencia es la misma. Algunos de los pueblos antiguos de este maravilloso país oriental conviven en medio de durísimas condiciones económicas, sin escuela para sus hijos, sin techo para dormir y sin comida para llenar sus estómagos. Pero esta situación también la podemos hallar en pueblos y ciudades localizados entre la Guajira (Colombia) y Ushuaia (Argentina), a lo largo y ancho de la geografía Suramericana. Y entonces me surgen dos preguntas:
¿Cuáles son las causas de esta común situación?
¿Cuál es mi rol en todo esto?
Porque al lograr la comprensión de una condición  nefasta, es necesario tomar partido en ella, es decir, “significarse” y actuar en consecuencia; en tales circunstancias no es posible permanecer inmóvil, vegetando y, con el silencio, seguir siendo cómplice de la misma. Es en ese momento cuando la mente me lleva a “La Otra Catamarca” y me decido a escribir estas sencillas líneas como testimonio oriental  del trabajo de responsabilidad social que realizan esta y otras muchas asociaciones en toda América Latina. Porque no son realmente muchas las diferencias entre un indígena Wuayúu y un nativo de etnia Blang, en cambio sus necesidades son bien similares. En cualquier caso, si se trata de hallar diferencias siempre habrá quien lo haga y trate de justificar su existencia y su permanencia aun a costa de la propia vida. La visión de un expatriado siempre será la de añoranza por su país, su nación y todo cuanto ella significa para él, no obstante en mi caso se trata de un sentido de lejanía y añoranza por toda una región que aún no encuentra su futuro.
Más de quinientos años de disputas fratricidas han llevado a nuestros pueblos americanos a perder su identidad y su fe en casi todo. Gobernantes miserables, corruptos y mediocres que han hecho retroceder la esperanza, la armonía y la honradez han sido el sino que ha marcado durante muchos años el presente americano. La tendencia inexorable a repetir los mismos errores del pasado nos condena  a una vida de apuros, de dolor y de tristeza en donde los campesinos, los obreros y las mujeres son maltratados, empobrecidos y arrinconados hasta la saciedad. Gobernantes nacionales, regionales o locales cuyo único propósito es llenarse los bolsillos con los dineros que recortan a los ya menguados salarios de la clase trabajadora y que incrementan con una tabla de impuestos crecientes. Una clase media que está casi desparecida y en donde solo una minoría alcanzó sus sueños de mejora económica mientras que la gran mayoría descendió bajo el umbral de la pobreza. Todo esto sobre la base de una tierra rica, soberana y prodigiosa que solo espera el momento oportuno para alzarse de entre los escombros y asomar su divina cabeza para dirigir el mundo entero. ¿Un sueño? ¿Una quimera?... ¡No! Simplemente una realidad futura. Basta con observar detenidamente dónde están las verdaderas riquezas que hacen de una región un adalid de lucha, de esperanza y de valor. Agua abundante y limpia, aire cálido y puro, tierra fértil y generosa; especies animales únicas, reservas naturales incalculables; montañas, ríos, mares y selvas…todo ello es mi América del Sur.
Y como si lo anterior no fuera suficiente, América del Sur cuenta con otro recurso inigualable: sus gentes. Una diversidad étnica única en el mundo, en donde confluyen casi todas las razas con sus culturas, sus particularidades y también sus reservas. Todo un caleidoscopio reverberante que hace pensar en una sola manifestación, aquella presencia que el mundo está pidiendo a gritos. Una confluencia entorno a los valores humanitarios como la justicia, la equidad, la solidaridad o el bienestar común. Porque si las caras de la miseria, el dolor y el sufrimiento son las mismas en la China y en América del Sur, también son idénticas las necesidades humanas y las soluciones que desde diferentes asociaciones se vienen implementando desde hace varias décadas. Si la China con sus 56 diferentes grupos étnicos está unida luchando por su “Sueño Chino[1]” (aun con todas sus posibles contradicciones y dificultades, pues hay que tener en cuenta que no es fácil  gobernar para una nación que tiene más de 1.300 millones de habitantes),  ¿por qué América del Sur no encuentra aún su camino de progreso y desarrollo?
Echados sobre esa planicie verde entre las montañas de los Andes Americanos seguiremos soñando con entrar en nuestro paraíso, aquel que está allí mismo, al lado nuestro, debajo de nuestras espaldas y sobre nuestros ojos, pero que por esas contradicciones que acompañan desde sus primeros días a la raza humana, no se nos permite acceder a él. Desde el gigante asiático y con el corazón lleno de recuerdos me pregunto: ¿Cuándo nos daremos cuenta en América del Sur de los inmensos tesoros que tenemos y cuándo nos decidiremos a luchar por conservarlos? 
Por: José Eliecer Pérez
Jinchang, Provincia de Gansu, China
Agosto de 2013


[1] Cuando el Partido Comunista celebre su centenario (2021) será una sociedad modestamente acomodada, y cuando la República tenga cien años (2049) seremos un país próspero, fuerte, democrático, civilizado y armonioso. (...) Ése es el mayor de los sueños de la nación china. (Xi Jinping).

sábado, 19 de enero de 2013

¿HACIA UN MODELO DE COMPETITIVIDAD CHINO?

- ¡Joder!...Javier, no hay pan para la cena. Ve a la tienda a por él. - Begoña¡ que son las 10 de la noche y está cerrada!. - ¡Pues ve al chino…! Ese nunca cierra.
El “chino” es una palabra que poco a poco se está transformando en un concepto que designa no solamente una nacionalidad, sino también un lugar en donde se puede encontrar “casi de todo” y a “casi todas las horas del día y la noche”. En los últimos informes de competitividad empresarial y sobre todo en las asociaciones de consumidores como la OCU en España se ha notado, escrito y comentado suficiente acerca del crecimiento de los mercados regentados por inmigrantes de origen Chino, y dichos comentarios tienen como denominador común una pregunta: ¿Por qué mientras los pequeños y medianos comercios españoles están yendo a la quiebra, los negocios chinos siguen creciendo? En la búsqueda de una respuesta adecuada nos encontramos con más preguntas –cuando no con el silencio por parte de quienes crean estos negocios-, que no dicen mucho acerca de la formula milagrosa para nacer, crecer y mantenerse en el mundo de los negocios mientras la crisis económica obliga a cerrar cuatro tiendas cada mes en Madrid. Para el observador desprevenido es fácil hallar algunas pistas que saltan a la vista. De entrada se observa que los chinos tienen lo que en Colombia se denomina “verraquera”, es decir, aquel impulso, esa gana y este deseo que los lleva a abrir las puertas de su negocio dos horas antes que los demás y cerrarlas solo cuando termina la afluencia de clientes, es decir, no tienen horarios fijos y desconocen el concepto de “siesta” tan arraigado en el corazón de los españoles. En segunda instancia, los chinos tratan de llenar sus 40 metros cuadrados con toda una gama de artículos, desde unos guantes para el frio, hasta frutas y verduras, pasando por los conocidos “ultramarinos” y, por supuesto, el pan caliente a toda hora. ¿Qué más se puede pedir? Se han esforzado en aprender el castellano hasta el nivel de cambiar sus nombres chinos por nombres españoles comunes, tales como María y José. Han intentado mantener los precios siempre por debajo de la competencia y han incluido en sus estanterías productos típicos de otros países, sobre todo de América Latina y África, con lo cual han ganado un público que por tradición suele ser muy fiel tanto a sus productos autóctonos como a la buena atención que el chino se esfuerza en proporcionar. ¿Qué más se puede pedir? Y como si fuera poco, el chino ha introducido un concepto nuevo en la economía y las finanzas españolas: evitar hacer uso de la banca mediante la adquisición directa del dinero que requiere para crear su negocio acudiendo directamente a sus familiares y amigos que deja en la China o que ya están instalados en España. En consecuencia, la deuda se adquiere y salda directamente en la China, contribuyendo a la migración de capitales que engrosan las arcas del gigante asiático y le permiten presentar al momento una de las más elevadas tasas de crecimiento económico del mundo. De esta forma de hacer negocios se deriva una estrategia bastante usual y a la vez delicada: cuando un chino tiene éxito en su negocio (también lo hacían en su momento los latinoamericanos, rusos, italianos o rumanos), invitan a sus familiares y amigos a que imiten su actuación, con lo cual se da el traspaso de los negocios a familiares o conocidos, mientras el anterior propietario se dedica a abrir otra tienda o negocio y así sucesivamente. El chino se cuida a sí mismo, se protege y ayuda en una simbiosis similar a la que hiciera la comunidad Judía en su momento. La prosperidad de este supuesto modelo de negocios impulsó la entrada a España del famoso “Todo a cien”, que en euros se traduce como “Todo a uno” y en otros países se llegó a conocer como “Agáchese y coja”. Su especialidad es poner al alcance de todos los públicos mercancías a un precio igual, con bajo costo de producción y diversidad amplia. Esto, unido al concepto de “Bazar chino” y en medio de una sentida crisis económica, ha llevado a que las más diversas poblaciones acudan masivamente al “chino” a comprar y satisfacer sus necesidades primarias de alimentación y vestido, y algunas complementarias como decoración, bricolaje, papelería y cocina, entre otras. El chino dejó de vender solo frutas o pan y ahora en España está entrando en mercados especializados como agencias de viajes, inmobiliarias, arte, cosméticos, transportes, entre otros. ¿Se puede, en consecuencia, hablar de un posible modelo de negocios chino? Pienso que las pistas son suficientes para aclarar que algo nuevo está sucediendo en el mundo de los negocios y en la forma en como estos se están transformando. Las viejas estructuras de negocios cerrados, exclusivos, con clientela fija y abierta en horarios pre-establecidos está siendo duramente golpeada por una nueva ola de comerciantes que tendrían como lema algo así como: “No existe la crisis económica, solo formas inadecuadas y obsoletas de hacer negocios”. Es posible que una de las fortalezas de esta forma de negociar es, precisamente, el distanciamiento con el sistema financiero, y quizás por ello, la crisis no les ha afectado, pero eliminar de sus negocios el sistema financiero, es decir, tarjetas de crédito, prestamos, hipotecas, leasing, apalancamientos financieros, etc., supone el uso de otra forma de subsistencia y, en este caso, se trata de la ayuda prestada por familiares, conocidos y amigos. Dicho de otra manera, el sistema financiero se cambió por la confianza. Ahora bien, esto es curioso porque precisamente, la banca y el sistema monetario tuvieron inicialmente su fortaleza basada en la misma confianza y no obstante en los tiempos actuales el sistema financiero es lo menos confiable del mundo. ¿Qué futuro le espera al “chino”? ¿Tendrá, como suponen muchos expertos en economía, un renacimiento glorioso cuando el gigante asiático se levante e imponga sus propias condiciones al mundo entero? Personalmente y acudiendo a la ciclicidad de todos los procesos, pienso que tendrá algún momento de gloria antes de continuar con su lógico proceso de desaparición en la noche de los tiempos. Asia fue la cuna de la civilización hace mucho tiempo pero el futuro sigue estando en América y, particularmente en nuestra América Latina. Por ahora nos hará mucho bien estudiar, analizar y comprender este posible “modelo chino” de negocios para extractar sus virtudes y eliminar sus defectos; mejorarlo y aplicarlo en nuestros países latinos y todo ello en busca de la equidad, la virtud y la evolución no solo en términos económicos sino también en lo social, lo personal y lo espiritual. Otro mundo es posible.

sábado, 22 de diciembre de 2012

DE FILIPINAS a AMÉRICA DEL SUR: Los rostros de la pobreza y la miseria en el MUNDO

“…Es el sino del pueblo: trabajar nada más. Que el sol queme la herida de la vida en sus frentes y en basura y miseria mueran los inocentes, enterrados con lágrimas de los que piden pan, sobre ricas montañas y sobre un rico mar”
.
Con estas frases un cantautor latinoamericano se lamentaba de la difícil coyuntura económica y social de su nación. Gentes sufriendo y llorando su situación, mientras siguen parados sobre una tierra rica y promisoria; fértil y prolífica que solo espera unas manos que la engendren. Personas que, en su mayoría, siguen tratando de mal-copiar modelos foráneos que los mantienen en la pobreza y la sumisión y que les impiden ver la grandeza del momento social, cultural y económico que están viviendo. En el presente artículo trataré de darle imagen a la pobreza y la miseria de algunos pueblos poniéndoles rostro y delineando algunas circunstancias que son comunes en todos los sitios de los cuales tengo noticia, para concluir con una verdad tan dura como real: los rostros de la pobreza y la miseria son los mismos en cualquier país del mundo donde se mire, la única diferencia es el nombre que le damos. Aunque la pobreza, como expresión de la carencia de recursos económicos y medios básicos de subsistencia, era la consecuencia lógica y esperada como efecto residual del capitalismo iniciado hacia finales del siglo XVIII en Estados Unidos, nadie podía prever los efectos devastadores y la influencia que ejercería en otros ámbitos de la existencia humana, como tampoco podía predecir la extensión de sus efectos en el tiempo. Ahora, cuando hemos llegado al siglo XXI y paso a paso hemos ido avanzando por este turbulento momento histórico, nos damos cuenta que pobreza, la miseria y otros tantos males que aquejan endémicamente nuestra sociedad civilizada no son más que expresiones racionales del desequilibrio sobre el cual opera el actual sistema de intercambio de bienes y servicios. Nos preocupa el solo hecho de pensar en que esto sea verdad, pero nos aterra mucho más el saber que todos los males que ha causado el capitalismo salvaje solo pueden ser curados si se elimina definitivamente como sistema de intercambio de bienes y servicios. Cuando, a mediados del año 2010, Francia, Italia y España se atrevieron tímidamente a proponer la necesidad de “refundar el capitalismo”, los inversores privados y la banca internacional salieron al encuentro diciendo y exigiendo medidas de choque para frenar la aparición de una posible crisis financiera de gran magnitud, y lo lograron. Los mercados se callaron, las pérdidas se maquillaron y los bancos se aliaron para silenciar los posibles brotes de inconformismo y rebeldía de algunos pueblos que, de antemano, conocían lo que verdaderamente estaba sucediendo. Para quienes hemos seguido de cerca la evolución de estos procesos es claro que la solución va mucho más allá de una simple refundación del viejo sistema capitalista (ya lleva más de doscientos años de vigencia), y entra en el terreno de la creación de otra forma de intercambio de bienes y servicios, otro sistema en donde haya lugar para el ser humano en tanto ser humano. Esto es así, aun cuando pueda sonar a blasfemia en los “castos oídos” de los inversores y financistas que propugnan por mantener el statu quo de una sociedad que ya no aguanta más injusticias, más inequidad y más pobreza. La clase media, prácticamente, ha desaparecido en la mayoría de países, y con ella se desvanece la esperanza de elevar la calidad de vida del grueso de la población, pues de esta pujante clase media, el mayor porcentaje descendió a la pobreza y una muy pequeña minoría logró, en algunos casos a ultranza de la vida de los demás, escalar unos peldaños y situarse entre el puñado de familias ricas que actualmente pueblan los núcleos poderosos de países y regiones como Dubai, Hong Kong o New York. Las últimas décadas han sido particularmente desastrosas para la clase trabajadora y obrera de casi todos los países, puesto que las empresas, en contubernio con los gobiernos y el sistema judicial, han decidido disminuir los salarios, reducir la mano de obra y desplazar los centros productivos hacia países con abundante mano de obra y regularización flexible, (cuando no, inexistente), fenómenos que han terminado por desequilibrar la balanza de las sociedades. Si no hay producción, no hay cotización a la seguridad social; si no se cotiza, tampoco hay pensiones para los jubilados, pero, por otra parte, si no hay empleo no hay consumo, con lo cual se interrumpe la producción… ¡Es la serpiente que se muerde la cola! Es en este malestar social donde se vislumbran los rostros de la pobreza y la miseria. ¿Hacen falta más evidencias del pésimo estado del sistema de intercambio de bienes y servicios? Basta con observar los noticieros y analizar los documentales que diferentes ONGs vienen produciendo y divulgando desde hace varias décadas para darse cuenta de la imperiosa necesidad de volver la mirada hacia los rostros que presentan la pobreza y la miseria en todos los países. Como lo comentábamos arriba, estos rostros son similares en donde quiera que se los mire, diferenciándose solamente en los nombres que les otorgamos a las personas y a su condición de marginalidad. Desde México hasta la Patagonia, desde El Callao hasta Bahía, se repiten las mismas miradas de niños inocentes que han perdido la esperanza y la fe mientras sus pequeñas manitos se alejan de los libros y se ven forzadas a trabajar recogiendo basura, construyendo casas o limpiando los cristales de los coches en las grandes ciudades. Pero estas expresiones de tristeza y pobreza no distan mucho de aquellas que podemos encontrar en los suburbios de ciudades como Beijing (China), Hanói (Vietnam) o Manila (Filipinas), en donde una ONG francesa se encuentra trabajando en pro de los derechos de los llamados “Desheredados de Manila”. Estos son niños y niñas que viven apiñados en unos pocos metros cuadrados debajo de un puente y que trabajan recogiendo latas, material de reciclaje y comida caducada que tiran los supermercados cercanos. Estos “desheredados” comparten su miseria con otro grupo de jóvenes y niños que, a falta de una vivienda digna, malviven dentro de una tumba de un cementerio al sur de Filipinas y cuyo único sustento consiste en las monedas que les pagan por limpiar las tumbas y ayudar en los entierros. Dentro de este grupo se hallan varias madres y una chica embarazada de su sexto hijo. El panorama de tristeza y desolación se complementa con un grupo de familias que subsisten en condiciones infrahumanas en un vertedero de basuras, quizás el más grande del mundo conocido como “Smoked Mountain”, distante solo unos kilómetros del cementerio. Las escenas de niños, niñas, mujeres y hombres escarbando en la basura, nos recuerdan la misma situación en ciudades latinoamericanas como Bogotá, Cali, Medellín, Quito o Lima. Los rostros de la pobreza se tornan iguales a pesar de las aparentes diferencias raciales. La comida al medio día: Una simple ración de arroz en medio de olores pestilentes. Al anochecer se van camino a su chabola ubicada dentro del mismo vertedero. Solamente la ONG Francesa se aventura a atender a estos desheredados repartiendo un plato de comida, y a veces por cada dos personas, cuando ésta escasea. Frente a esta situación, cabe preguntarse: ¿Qué hacen los políticos de turno? En aras de mantener una imagen bonita que propicie el turismo, recoge (en redadas como las usadas para capturar delincuentes) a estos niños y niñas y los encierran en el RAC (Centro de Acogida); con dos raciones de arroz diarias, sin mantas ni colchones tienen que dormir en el suelo y sin atención médica. Recluidos sin esperanza y sin futuro. Claro es que como los ángeles protectores existen a pesar de los políticos, los abogados y los gobernantes, Erik Malonga, aun siendo abogado, eso sí, de oficio, es de las pocas personas que trabaja en pro de estos niños y trata de ayudarlos. La excusa del alcalde de Manila, Alfredo Lim, como militar de oficio, es que los pobres son delincuentes en potencia y necesita limpiar la ciudad para que vuelvan los turistas. Como sucede a menudo en estos casos, las medidas que se toman para paliar el problema suelen ser inadecuadas, insuficientes y, ante todo, arbitrarias, coercitivas e inhumanas, dando como resultado el surgimiento de otros problemas colaterales. Una de estas polémicas medidas fue disminuir la edad mínima de encarcelación de los jóvenes, la cual pasó de 15 a 9 hace dos años, lo que generó hacinamiento inhumano en las cárceles de menores, desencadenando otros males como el incremento de la morbilidad y de la mortalidad ante la carencia de un sistema de sanidad al interior de los penales. La situación en Filipinas no parece tener solución a corto plazo si se tiene en cuenta el profundo arraigo que tiene la iglesia católica al interior de las fuerzas militares y los gobernantes de turno, así como entre la población de a pie, iglesia que mantiene una fuerte oposición al aborto y a cualquier método de planificación familiar. Por lo tanto, para el 2020 se estima que Filipinas tendrá una población de 120 millones de personas, 80 millones de los cuales serán desheredados. Ya tenemos suficientes ejemplos de miseria y pobreza en Asia, Europa y África, no necesitamos repetir la historia en nuestra América Latina. Los rostros de niñas y niños desamparados, maltratados y mutilados tienen que desaparecer de esta joven tierra y ese es uno de nuestros deberes más apremiantes. Es necesario acabar con titulares como estos: “En España se arrojan a la basura 9 y media toneladas de comida al año (diciembre de 2012)” Mientras los desheredados no tienen un trozo de pan para alimentarse. Finalmente, os dejo una reflexión: Este mismo año, a comienzos de diciembre, los noticieros españoles hicieron gala de una noticia extraordinaria: “En un pueblo de Lugo, España, ha nacido una niña, la primera en los últimos 30 años. Desde ese tiempo no habían nacido niñas o niños en este pueblo”. Me pregunto qué relación tiene este nacimiento con los desheredados de Manila? Cada uno, personas, instituciones, países, regiones y culturas tienen que hacer su aporte para mejorar las condiciones de vida de nuestros niños y nuestras niñas, pues de ellos depende el futuro de este planeta y, con él, de nuestra América del Sur.

sábado, 10 de noviembre de 2012

MADE IN CHINA [BLUE]

“No pensar muc
ho, hacer; y, si no sale bien, no pensar mucho y deshacer para volver a hacer” Eliper F&E Poco a poco, de manera soterrada pero eficaz, la China va imponiendo su imperio sobre el mundo entero. De forma silenciosa ha inundado los mercados extranjeros con bienes producidos bajo una sencilla pero eficaz formula: mano de obra abundante y barata, materias primas de calidad apenas suficiente y de bajo costo, independencia del sistema financiero y legislación gubernamental drástica pero diseñada para la aumentar la productividad de las empresas. Corrían los años ochenta cuando una marquilla empezaba a ocupar espacio en la mente del consumidor occidental. Made in China empezaba a florecer en regiones tan distantes como Colombia, Perú o Ecuador y lo hacia de manera tan disimulada que nadie preveía lo que sucedería apenas 20 años después. En aquel entonces la denominación de origen “Made in China” se identificaba con baja calidad, poca durabilidad y cero garantía de recambios, pero tenia una ventaja comparativa destacada: su bajo precio. ¿Cómo lo hacían y lo siguen haciendo? Normalmente, una ventaja comparativa no es suficiente para mantenerse como líder en un mercado, aun cuando este sea del tipo competencia perfecta, no obstante “Made in China” no aspiraba (ni en aquel entonces, y quizás tampoco ahora) a ser líder y permanecer en la mente del consumidor, simplemente pretendía colocar sus productos en muchos mercados y que estos destacaran por el bajo precio. Pero, ¿Cómo mantener un bajo precio al consumidor? La formula no es nueva ni diferente a la ensayada por otros países y otras economías en tiempos pasados, precisamente este es el detalle que mas llama la atención tanto a académicos universitarios como a empresarios extranjeros y que ahora mismo ocupa las portadas de algunos diarios destacados a nivel mundial. ¿Cuál es la fórmula de penetración, crecimiento y desarrollo que mantiene a los negocios asiáticos en constante evolución? Esta pregunta ha llevado a pensar en la existencia de un modelo asiático de negocios, es decir, una forma diferenciada y adecuada exclusivamente para las condiciones socio-políticas y económicas de la región, no obstante al seguir esa línea de pensamiento se está dejando de lado el hecho de que la globalización, -proceso que iniciaron la mayoría de economías emergentes a comienzos de la década de los noventa-, precisa de la generalización de las estrategias y, con esto, la llegada de acuerdos multilaterales que eliminan la posibilidad de un modelo particular de gestión de negocios. Esto explica en gran medida la derivación de globalización hacia el concepto de acción glocal, es decir, acciones globales aplicadas de manera local, o dicho de otra forma, pensar de manera general pero actuar de forma local. Y es que aquella forma particular y cerrada de hacer negocios que se aplicó en la mayoría de países latinoamericanos hasta bien entrada la década de los ochenta dio sus frutos, algunos de los cuales fueron desastrosos para el PIB e impidieron una transformación rápida y eficaz hacia la tendencia que marcaban los mercados: una interdependencia bajo el modelo gana-gana que favoreciera el aprovechamiento de las fortalezas propias de cada país y cada región. Muchos naciones como Colombia, por ejemplo, entraron tarde y de manera forzada en la globalización y, siendo como es esta, un proceso de desarrollo masivo aun a ultranza de la calidad de vida, la cultura, el progreso general o la inclusión social, se vieron forzados a participar en una carrera de obstáculos en donde el ganador ya había sido marcado con antelación. En consecuencia, muchas economías no alcanzaron a desarrollar el máximo potencial agrícola cuando se vieron abocadas a entrar de lleno en la era industrial y, justo cuando empezaban a entender la industrialización como fundamento de desarrollo, les vino la era de los servicios y la tecnología, concluyendo en la incapacidad para crear o incluso adaptar algún modelo de progreso adecuado a sus propias especificidades. Solamente algunos países de los incluidos en los CIVETS y los que conforman el BRIC han obtenido algún provecho de todo este proceso, dando como resultado, por un lado, el crecimiento diferencial entre ellos mismos y, por otro lado, mostrándoles un futuro tan incierto como lo es para el común de las economías no desarrolladas. Sea como fuere, el modelo de productividad cerrado que mantuvieron estas economías durante tantas décadas terminó llevándolas a un atraso económico frente a quienes propusieron e impulsaron el desarrollo de la economía de libre mercado. En consecuencia y sin hablar de un posible modelo de negocios asiático, cabe preguntarse si la formula mágica de los Chinos no acabará de la misma manera que terminó su símil en 1929 (¿?) . Ciertamente, las diferencias entre los dos momentos productivos son grandes, aun cuando poseen raíces similares, pero una buena experiencia bien aprovechada genera resultados positivos y esto es lo que parece estar sucediendo con el gigante asiático. Otra diferencia entre las dos situaciones es la adaptabilidad que tiene la China para afrontar y asimilar los cambios en las variables económicas que presenta un país o región, siendo esta, precisamente, una de las fortalezas que destacan en su forma de competitividad. No pensar mucho, hacer; y si no sale bien, no pensar mucho y deshacer para volver a hacer. Esta parece ser la normativa actual en el modelo de negocios Chino, pero claro que para ellos tampoco es novedoso, pues en su momento y con algunas variantes, el Japón, de manera indirecta, lo propuso, implementó y probó con éxito después de la Segunda Guerra Mundial. Adaptabilidad, aprovechamiento de las circunstancias para volverlas en su favor, autocritica constante, prospectiva y, trabajo, trabajo y mas trabajo, son ingredientes de una fórmula para hacer grandes negocios en un mundo globalizado. Pero, ¿Qué tiene que ver todo esto con Nuestra América del Sur? La razón es que los cambios que se están sucediendo en esta región y el futuro que se avizora para la misma están directamente relacionados con este posible modelo de negocios asiático y su implementación parcial o total en América Latina. La intervención de oriente en occidente no se limita a los negocios sino que también se ha sentido en la política (es el caso de A. Fujimori y su descendencia en el Perú) y la cultura y la religión. En términos económicos el impacto se hace evidente en dos sentidos: inicialmente el país receptor se ve inundado de mercancías (legales o no) que terminan siendo expendidas en las grandes superficies que tradicionalmente se dedicaban a comercializar exclusivamente productos nacionales (esta situación se ha presentado con varios almacenes como por ejemplo Almacenes Arturo Calle, en Colombia) y, por otra parte, la tendencia al proteccionismo y el carácter hermético de los negocios de origen chino impide que prosperen negocios nacionales. Se diría y con razón que una de las fortalezas de los asiáticos es su carácter ecléctico y reservado al momento de financiar sus actividades, pues difícilmente acuden al sistema financiero y, en cambio, facilitan la llegada de sus congéneres y les apoyan para que creen sus propios negocios. Este modelo de desarrollo es el que se ha visto florecer en los últimos años en ciudades como Madrid, Barcelona o Sevilla, todos ellas en España. Ahora bien, para que un mercado crezca y se mantenga es necesario que el consumidor sea receptivo a dicho modelo y ante la falta de una identidad y un nacionalismo claramente arraigados en los países emergentes, así como a un empobrecimiento de la clase media y unas políticas estatales que favorecen la inversión externa, el consumidor termina respondiendo a la variable del mercado que considera mas importante: el precio y, los Chinos, si que saben disminuir costos de producción . Para finalizar esta breve disertación, es conveniente tener en cuenta que las condiciones internas y externas que ha aprovechado la China para realizar su incursión exitosa en otras economías son similares a las existentes en países como Colombia, Ecuador o Perú, y no obstante, América Latina no ha sabido aprovechar el momento excepcional que representa la mal llamada crisis de los países desarrollados. Características como poca o nula relación con el sistema financiero local e internacional, lo cual evita dependencia de las políticas fiscales emitidas desde órganos multilaterales como el BID, el BCE o el FMI y que a largo plazo terminan empobreciendo a los países; legislación flexible que posibilita, entre otros, ajustes extremos en producción, comercialización y uso y abuso de la mano de obra local; continuidad en la producción amparándose en normativas regionales y políticas macro-fiscales que imponen drásticos recortes en horas extras y otras prebendas (todo ello amparado, insisto, en la llamada crisis de algunos países desarrollados); sindicatos que perdieron el horizonte y la razón de ser (si es que alguna vez la tuvieron); abundancia en recursos humanos y materias primas, entre otras, son tan conocidas en Asia como en América Latina. Así las cosas, nos quedan dos preguntas por resolver: - ¿Cómo puede Nuestra América del Sur aprovechar la experiencia del gigante asiático en materia de crecimiento y desarrollo económico pero no a ultranza del valor de la vida? - ¿Cómo evitar que a América Latina le suceda algo similar a lo acaecido en países como España, Portugal o Grecia en donde las únicas empresas que crecen son las Chinas? Estamos en una época de cambios drásticos en donde no hay lugar para las dudas y el miedo. Si se desea entrar en un mercado, crecer y desarrollarse en él, entonces es se hace necesaria una visión compartida y sostenible del futuro; una prospectiva creada entorno al bien común, al bien-estar del conjunto de individuos que hacen parte de la región, ya no del país. Si este momento histórico tiene, como afirman muchos, como característica esencial el individualismo y la satisfacción de sus propias necesidades, es ahora cuando se hace más evidente que la unión hace la fuerza y, por supuesto, no me refiero a unir fuerzas alrededor de los intereses macroeconómicos, sindicales o políticos. Nada más lejos de la realidad. El caudillismo siempre ha sido lesivo para las naciones. Hago referencia a la creación de asociaciones de carácter colectivo, pero dedicadas a la producción, comercialización, distribución y exportación de bienes y servicios propios de la región, sobre la base de una apropiación tecnológica adecuada y la justa distribución de las ganancias. Es su turno: en la próxima compra verifique que sus productos tengan la etiqueta: ¡Hecho en América del Sur!

sábado, 20 de octubre de 2012

¿POR QUÉ AMÉRICA DEL SUR?

El sufrimiento, el malestar y el dolor son sensaciones que hacen notorias las enfermedades que un sistema (físico, social o psíquico) está padeciendo. En tal sentido, un cuerpo físico enfermo presenta signos evidentes tales como fiebre, dolor en diferentes partes, sensación de mareo, disfuncionalidad de órganos, etc., en tanto que los demás sistemas presentan otro tipo de síntomas como visiones ilusorias, pesadillas, perdida de valor, corrupción, discriminación racial, inequidad, inestabilidad económica, entre otros. En el presente artículo tratar
é de resaltar aquellas señales evidentes que hacen pensar en el inminente surgimiento de lo que yo llamaría “una consciencia de progreso social” en Nuestra América del Sur y, para ello, comenzaré con la mal llamada “crisis en la Eurozona” que está obligando a replantear el mapa político y social de todo el planeta. Al respecto se puede escuchar o leer por estos días en Europa:  “Para el 2013, uno de cada 4 trabajadores españoles y griegos no tendrán empleo” (Una de las conclusiones de la Reunión Anual del Eurogrupo, celebrada en octubre de 2011 en Tokio).  “Caída del PIB equivalente al 1,3% para 2013 en España”. Informe del FMI en Tokio (Octubre 9 de 2012).  “El crecimiento económico mundial no superará el 2% en los siguientes años” (Idem).  “La tasa de paro [Desempleo] superará el 25% en la Eurozona”. Olivier Blachard, jefe del FMI, octubre de 2012. Las perspectivas de crecimiento económico en la Eurozona para los años venideros no son alentadoras, aun cuando algunos actores de la economía mundial son menos pesimistas y proponen un horizonte de estabilización de la economía comunitaria en la siguiente década. Frente a esta situación, se escuchan propuestas que, aunque pueden tener un trasfondo de buena intención, solo sirven para mantener el statu quo que favorece a las grandes corporaciones bancarias, tales como la propuesta del Parlamento Europeo crear una Comisión Fiscal Europea tendiente a aplicar los mismos parámetros de control en la Eurozona (M. Dragui), es decir, crear mas burocracia para combatir la misma burocracia. Si bien es cierto que un componente importante del problema económico europeo es la evasión fiscal, también es correcto afirmar que el problema de fondo no se corrige con estas medidas contingentes. Cabe destacar ahora que la respuesta de las personas “de a pie” -como se suele llamar en España a lo que yo llamaría “La única clase productiva”, esto es, la ciudadanía en general que no posee el poder económico, pero que son quienes con su trabajo cotidiano sostienen y enriquecen las grandes corporaciones financieras, digo que la respuesta no se ha hecho esperar, pero es aun muy tímida y poco efectiva. En tal sentido se puede leer y escuchar:  “Paros escalonados en varios países europeos (promovidos por los sindicatos como UGT y CCOO )”  “Las personas están cada vez mas hartos de los políticos, pues no se sienten representados por ellos” (Esta y otras razones hacen surgir la plataforma 15M y el Movimiento de los Indignados).  En un auto resolutivo un conocido juez español comenta sobre “la decadencia de la clase política”  La guerra y los conflictos se recrudecen en algunos países árabes (la llamada “Primavera Árabe sigue cobrando victimas).  Cruz Roja Española pide mas ayuda para atender la creciente población que cada mes solicita comida y asistencia en España (Un directivo de esta entidad humanitaria comenta que la gente que acude por ayuda alimentaria ya no son los mal llamados “sin techo”, sino también personas de la, ahora casi extinta, clase media.  Algunas iglesias de la comunidad de Andalucía (España) piden a sus feligreses que, en lugar de flores, traigan alimentos para los más necesitados. Hay varias cofradías o hermandades haciendo lo mismo en varios lugares de la península.  Crece el desplazamiento de la mano de obra española – los llamados “Temporeros”- hacia Bélgica (Campaña de recogida de la pera) o Francia (Campaña de la uva) .  Aumenta considerablemente el número de personas que toman cursos de otras lenguas como el alemán, el mandarín y el ingles, y lo hacen porque necesitan buscar empleo en otros países (informe de las academias de idiomas españolas).  Para 65 vacantes temporales en la administración de Madrid (España), se presentaron 4000 candidatos (octubre de 2012).  Para 40 vacantes de trabajo temporal de un mes en la administración de Sevilla (España) se presentaron 650 candidatos (ídem). En cualquier caso, la situación sigue empeorando para casi dos terceras partes de la población de países como España, Grecia, Portugal e Irlanda, lo que supone, por un lado, un desplazamiento de las empresas con procesos de manufactura intensivos en mano de obra hacia países con abundantes y económicos recursos humanos, pero también supone una fuga de recursos financieros hacia dichos países y hacia los llamados paraísos fiscales; lo cual significa agregarle otro eslabón mas a la cadena de empobrecimiento de los países de la Eurozona, o al menos, de aquellos que han sido “rescatados” por el FMI . De la misma manera, un importante colectivo que durante casi dos décadas permitió a los estados como España ingresar a sus arcas millones de euros mediante la inscripción en la seguridad social e impuestos por ingresos y demás, ahora se está desplazando hacia sus países de origen ante la falta de empleo en la Eurozona y el endurecimiento de las políticas de inmigración. Estos tres elementos han significado un duro golpe para el crecimiento económico en Europa y supone el volver la vista hacia aquellos países con condiciones socio-políticas y legales adecuadas –cuando no permisivas-, generosos en recursos (humanos y físicos), y dispuestos a apostarle a un futuro de desarrollo que no termina por llegar. Es en este panorama en donde entra a jugar un papel importante Nuestra América del Sur. Tanto Brasil (en América del Sur), como China, Singapur e India (en Asia), han demostrado que un modelo de crecimiento sostenido pasa por la identificación, adecuación y desarrollo de las potencialidades tanto propias del país, como de aquellas inherentes al conjunto de la región. Los ejemplos anteriores permiten pensar en un horizonte promisorio para aquellas empresas (incluida la banca) que tienen la capacidad de invertir en desarrollo tecnológico, que poseen el musculo financiero suficiente y la visión de crecimiento a mediano y largo plazo. Bajo estas premisas están llegando a Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú inversionistas europeos y asiáticos que buscan aprovechar el momento de eclosión por el que pasan estas economías emergentes. Empero la llegada de capital foráneo, tecnología de punta y mano de obra extranjera supone para un país en plena expansión, un fuerte encuentro –cuando no desencuentro- con su desarrollo en términos económicos, sociales y políticos. Por un lado, permite que la mezcla de sus componentes genere crecimiento y visión de un futuro promisorio aprovechando las experiencias ya vividas en el país de origen, pero, por otro lado, presupone un avasallamiento cultural y social que puede desembocar en la repetición mal intencionada y catastrófica de la llamada “crisis económica” y su concebido “rescate”. Es en este campo de juego en donde se deben valorar las aportaciones de capital y de desarrollo tecnológico que puede traer la inversión extranjera en países de América del Sur. Desarrollo si, pero… ¿A qué precio? Competitividad si, pero… ¿A qué costo humano? Desarrollo tecnológico si, pero no a ultranza del progreso social. La apropiación de las tierras, las instituciones y los recursos productivos por parte de multinacionales (incluida la banca) puede ser desastrosa para el crecimiento y progreso de una nación si ésta no está preparada para asimilar y consensuar las condiciones apropiadas para su propio desarrollo. Esto explica en parte, el afán de países como Argentina, Venezuela y Bolivia por nacionalizar sus propios recursos, y también las duras protestas contra el gobierno para impedir la venta y explotación de la selva Amazónica en Brasil, o para detener el nefasto crecimiento de la explotación minera en condiciones infrahumanas en Bolivia. Ahora es cuando debemos estar atentos a proteger lo más valioso de Nuestra América del Sur: sus recursos (humanos y físicos). De ello dependerá que el continente surja como la potencia de recursos que debe ser. La unidad de criterios y la propuesta y desarrollo de políticas de estado a largo plazo permitirán que el poder realmente llegue al sitio donde debe estar: las personas. Si la clase política está en decadencia, si la banca pública sigue “rescatando” a la banca privada con el dinero de los trabajadores que debía estar destinado a la función social y si las personas “de a pie” seguimos embobados y embrutecidos en medio del partido de futbol, el reality show del momento y la telenovela de la semana (hay que tener en cuenta que tanto los clubes de futbol como los medios de comunicación –con raras excepciones-, son propiedad de los mismos inversionistas y banqueros), América del Sur perderá su horizonte y terminará repitiendo la historia europea, la misma que tendrá un fin harto conocido por las mentes inquisidoras, un final que es claro para quien se tome la molestia de pensar y atar cabos. La invitación es para que sigamos pensando y actuando, porque, como decía F. Cabral: “No le bastan las buenas intenciones al universo”.

martes, 16 de octubre de 2012

¿SERÁ POSIBLE EL SUR?

Hoy, octubre 10 de 2012 (10/10/12) se da comienzo a la publicación de este blog que tiene por objeto recoger, divulgar, plantear, denunciar y proponer situaciones relacionadas con el desarrollo y el progreso de toda NUESTRA AMERICA DEL SUR. “Una joven que se niega a ser conquistada por los Yanquis”, “Una joya que aun conserva profundas riquezas a pesar del saqueo sistemático al que se ha visto sometida desde sus primeros tiempos”, “Una indómita que rechaza al enemigo y acoge al amigo bajo su protección natural”…Con estos apelativos se la ha llamado a Nuestra América del Sur, pero, sin duda, ¡Cuantos apelativos mas le vendrían bien! “Antes que la peluca y la casaca Fueron los ríos, ríos arteriales: Fueron las cordilleras, En cuya onda raída El cóndor o la nieve parecían inmóviles: Fue la humedad y la espesura El trueno sin nombre todavía Las pampas planetarias. […] Tierra mía sin nombre, Sin América, estambre equinoccial, Lanza purpura, Tu aroma me trepó por las raíces Hasta la copa que había bebido, Hasta la más delgada palabra Aun no nacida de mi boca” (Pablo Neruda. Canto General) Ahora, cuando Nuestra América del Sur empieza despertar, cuando los ojos del mundo comienzan a mirar con cierto asombro y con muchas ansias a nuestros pueblos y las tierras amerindias notan la presencia de seres extraños; ahora que nuestros gobernantes parecen comprender que la UNIDAD SURAMERICANA es posible y que las aparentes diferencias sociales, económicas y políticas no son tan reales como nos las han vendido decadentes politiqueros, ahora, digo, es cuando tenemos que levantarnos con las manos y los corazones unidos para reivindicar la supremacía que otrora dignificara la existencia grande de los Incas, los Caribes, Quechuas, Yanonamis, Guambianos, Aimaras y un largo etcétera que poblaron, enriquecieron y desarrollaron con orgullo aquella América del Sur que hoy despierta de su noche oscura. Desde la Patagonia hasta la Guajira, desde Tumbes hasta Recife se comienzan a sentir cambios importantes que dan muestra inequívoca de que “algo” está sucediendo, y no se trata de aceptar o no que esto es así, sería mas inteligente preguntarnos cuál es el papel (a nivel individual y colectivo) que debemos jugar en estos procesos. Esa es la cuestión. El viraje hacia unas políticas de estado de largo alcance y de corte social en algunos países de la región tales como Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina, Paraguay e incluso, Colombia, son una muestra del surgimiento del concepto de UNIDAD en la zona. Cabe recordar que los lazos sanguíneos son un fuerte vínculo en la región. Tanto Mercosur como la Comunidad Andina y el Parlamento Andino –con todas sus posibles fallas-, son iniciativas que de manera indirecta han servido de base para demostrarnos a nosotros mismos que una unidad política, social y económica puede ser posible en términos de desarrollo y progreso para la región. Porque mas allá de nombres y apellidos de presidentes y primeros ministros, mas allá de leyes y tratados multilaterales, lo que subyace y en lo que se debe trabajar es en la premisa que juntos somos fuertes y podemos tomar las decisiones correctas encaminadas al desarrollo sostenible y sustentable que llegue a todos y cada uno de los suramericanos sin importar las diferencias que nos han querido imponer (por que estas diferencias no existen en realidad) desde ambientes externos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco de Desarrollo Interamericano (BID) o la misma Organización de Estados Americanos (OEA). Porque, además: ¿Qué tienen en común los Pueblos Suramericanos? Una rápida visión del asunto nos lleva a pensar que las diferencias subsisten en tanto les conviene a otras naciones o grupos de poder, por que, al fin y al cabo, “divide y reinarás”, dice un viejo proverbio. La unidad es el factor más importante para alcanzar el máximo desarrollo de un organismo, por tanto, el primer paso es reconocerse a sí mismos como actores de un proceso que se interrumpió con la llegada de los señores de la guerra (otrora llamados “Conquistadores”). Luego del reconocimiento, se hace necesario establecer las similitudes y complementariedades de nuestros pueblos, esto pasa por la raza, los idiomas, los productos propios de cada región, las religiones, la cosmogonía, los factores políticos y económicos, etc. Finalmente, es importante determinar los futuribles que se desean en términos, como ya se dijo, de desarrollo sostenible, sustentable y de progresos para todos. Este último factor es crucial si se desea avanzar, evitando posibles interpretaciones erróneas, sesgadas o incompletas de ese futuro que debe llegar al conjunto de la sociedad Suramericana. El proceso anterior tiene muchos enemigos. Siempre habrá quien se lucre con la guerra, habrá quien “vea armas de destrucción masiva donde solo hay recursos energéticos”, pero, en todo caso, la verdad prevalece cuando el ser humano en su unidad exige y trabaja por la equidad. Desde este espacio estaremos promoviendo iniciativas de índole social, política y económica tendientes a la reunificación y reivindicación de los pueblos suramericanos, conscientes de que mas temprano que tarde, AMÉRICA DEL SUR se levantará como un gigante que despierta de su provocado letargo y toma las riendas de su propio futuro. “Cuando un hombre se decide gallardamente a tomar en sus manos las riendas de su propio destino, el futuro es incierto”. Creemos que esto mismo sucederá con Nuestra Sur América, por que con todos los errores cometidos y aquellos que se cometerán, es cien mil veces mas valioso vivir su propia existencia que seguir los dictados y las huellas de alguien mas. En consecuencia, hacemos extensiva la invitación a todas las personas o entidades que deseen utilizar este espacio como medio de comunicación de sus inquietudes relacionadas con el devenir de AMÉRICA DEL SUR y sus pueblos. ¿SERÁ POSIBLE EL SUR? ¿Será posible el Sur? será posible tanta bala perdida al corazón del pueblo, tanta madre metida en la palabra loca y toda la memoria en una cárcel ¿Será posible el Sur? será posible tanto invierno caído sobre el último rostro de mi hermano, tanto salario escaso riendo con descaro y en el plato vacío el verdugo esperando. Mi territorio que una vez gira en la oscuridad de esa pregunta, de esa pregunta: ¿Será posible el Sur? ¿Será posible? si se viese al espejo ¿se reconocería? (Mercedes Sosa)